Tres letras que revolucionan la edificación: BIM, las siglas de Building Information Modeling. Detrás se esconde un nuevo método de planificación de proyectos que, con ayuda de software, compila todos los datos necesarios para crear un modelo digital tridimensional de la construcción planificada. Importante: BIM no es un software en sí mismo, sino un modo de proceder que se lleva a la práctica con software de planificación y diseño apto para BIM.

El elemento central de todo proyecto BIM es la representación virtual del proyecto, que reproduce todo hasta el último detalle: desde la planta hasta cada uno de los equipos sanitarios. En esa representación se introducen las propiedades geométricas, funcionales, físicas y otras propiedades relevantes para la construcción y todos los elementos que la componen. Por ejemplo precios, datos de suministro, propiedades de protección contra incendios y datos sobre el material, el montaje o el mantenimiento. Todos estos datos se enlazan entre sí, se actualizan constantemente y, lo más importante, se ponen paralelamente a disposición de todos los implicados.

Dado que con BIM es posible recrear en la pantalla todo el proyecto antes de comenzar con la obra, los arquitectos y proyectistas pueden identificar mucho antes problemas potenciales, como colisiones entre diferentes gremios. Aparte de la representación en 3D de la construcción, en un proyecto BIM se pueden integrar también la gestión del tiempo, el cálculo de costos, las evaluaciones de sostenibilidad y la gestión del edificio. Su mayor potencial de cara al futuro reside en la conservación de recursos. BIM contribuye a que descienda el consumo de materiales durante la fase de construcción, a que los costes operativos no se disparen y a que la tasa de reciclaje al final del ciclo de vida aumente.

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